LA BRONCA O LA ENVIDIA ES PEOR QUE COMER MAL
Precursora de la alimentación saludable, registró el primer pan integral. Y va contra el fanatismo. “Es una forma de vida y nada más”.
Recuerdo que a la edad de 18 años empece a incursionar en el mundo del vegetarianismo, a esa edad me encontraba cursando el CBC para ingresar a Medicina en la Universidad de Buenos Aires y al mismo tiempo estaba realizando el profesorado de cocina natural en lo que se conocía como la Esquina de las Flores, ahí tuve la oportunidad de conocer a Angelita Bianculli quien es la autora de esta nota, con la cual coincido totalmente. Dr. Facundo Bitsch
La escena transcurre durante un cumpleaños en un pH de Boedo: parrilla, cerveza, música… lo básico. Un varón de unos 35 años merodea a dos amigas, en busca de conversación habla de la torta de crema y frutillas, una de las chicas lo frena con un “soy vegana”, el chico sonríe y responde no-sé-qué-cosa de los jugos verdes, hablan toda la noche, intercambian teléfonos, felicidad. Esa “onda sana” que ahora es tendencia fue novedad alguna vez. Lo sabe Angelita Bianculli, que a fines de los 60 empezó a investigar las bondades de la alimentación saludable y en 1979 inauguró la emblemática Esquina de las Flores, en Montevideo y Córdoba.
“Tenía una artrosis ligera en las manos y cuando vi que el tratamiento tradicional no me daba resultado me puse a investigar. Recién se estaba introduciendo el tema de la macrobiótica en el país y fui probando. Vi como cambiaban mis manos a partir de la dieta que había elegido y seguí. No sabía si tenía que ver con lo que había dejado de comer, con lo que había incorporado o con las dos cosas. Mis hijos eran chiquitos y quería darles esto que sentía que era bueno pero, claro, una dieta muy rígida no iba para ellos”, cuenta.
Empezó a probar recetas sin refinados, con más elementos integrales, frutas y verduras. Entonces no existía la cantidad de almacenes y restaurantes con todas las variables que hoy se pueden ver en la Ciudad y su local, en el que se podían conseguir productos sueltos y comida elaborada, fue toda una novedad. “Hicimos y registramos el primer pan integral. Antes se hacía un pan negro que no era totalmente integral. Todos me decían que me iba a resultar imposible vender eso, pero lo inscribí en bromatología y no hubo problema. También registré para el consumo productos como el arroz yamaní, el amaranto, el lino y la quinoa”, avanza.
Cuando la esquina de Córdoba y Montevideo se convirtió en megatorre se mudó a Palermo, a una casona en la calle Gurruchaga desde donde comanda los cursos y capacitaciones gratuitas abiertos a la comunidad y para los alumnos de las escuelas públicas de la Ciudad. “La llamo cocina natural. Pienso que la cocina tiene que ser buena para todos. Si esto sirve solo para una elite, es muy poca gente. Lo interesante es que muchos puedan comer de esta manera”, avanza. Participó en programas de tevé, escribió libros, también coordina un grupo de mujeres que reciben y acondicionan donaciones para enviar a escuelas del interior del país y tiene un hogar para niños.
-¿Qué pasó en estos años?
-Creció muchísimo la aceptación y el conocimiento. Hay más locales, más restaurantes, una tendencia a lo vegano.
-Y lo que se genera alrededor, por caso, debates entre los que están en contra y a favor del seitán…
-Al principio fui muy fanática. Uno es fanático porque necesita convencerse a uno, no al otro. Una vez que lo tenés incorporado ya no. La gente que se fanatiza mucho abandona rápido. Creo que uno elige una manera de alimentarse, toma eso como una forma de vida y nada más. Sin obsesionarse. Yo digo que la bronca, la envidia, los celos, todo eso es peor que comer mal.
Asegura que, en contra de lo que se cree, comer sano es más barato. “Para dar un ejemplo: con un kilo de arroz integral y un kilo de porotos de soja o cualquier legumbre, una combinación que forma proteínas completas, hacés 60 hamburguesas. Las metés en el freezer y listo. Las mujeres somos creativas pero muchas veces no estamos organizadas”, explica.
-El cambio se nota en las opciones para el almuerzo que se consiguen en las zonas de oficinas…
-La gente se inclina por las ensaladas, lo que es bueno. En realidad un almuerzo liviano no es lo mejor, la cena debería ser la comida más liviana. Pero suele ser la comida que se comparte en familia y cobra una importancia mayor.
-Todavía no hablamos del café…
-Además del común y el descafeinado, hay de higo, de soja y una opción con harina de algarroba que queda muy rico. El de soja lo empezamos a hacer después de la crisis de 2001, cuando todo era soja. Se tuestan los granos, se muele y queda como el café.
Fuente: http://www.clarin.com/ciudades/bronca-envidia-peor-comer-mal_0_1063093756.html
Buen Dia.
Dr Facundo bitsch,seria muy importante que en algun congreso a realizar invitara al hermano El Dr. Luis Báez 1989 – Graduado en Doctorado de medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, República Dominicana. 1993 – 1994 Post Grado en Medicina Ayurveda en New England Institute of Ayurvedic Medicine en Boston Massachusetts ( USA) 1995 – 1996 Post Grado en Medicina Biológica y Nutrición en New York Institute Enderline. 1998 Terapista Enzimático en el estado de Wisconsin. 2000 Nutrición Biológica y Molecular en Pennsylvania (USA).
Muchas Gracias Ruben por tu sugerencia!