DIETA Y RIESGOS DE ENFERMEDAD I
Un Estudio Dietético Acusa. La Grasa y La Carne
De The New York Times SCIENCE del Martes, 8 de Mayo de 1990 – por Jane E. Brody
Introducción
En el “Gran Premio” de la epidemiología, los científicos investigaron los hábitos alimentarios de 6.500 chinos.
Las conclusiones tempranas del estudio más extenso de toda la historia de la relación entre la dieta y el riesgo de las enfermedades están poniendo en duda mucho del dogma dietético americano. El estudio, emprendido en China, muestra un gran cuadro de un plan alimenticio basado en productos de origen vegetal que tiende más a promover la salud que la enfermedad.
La investigación puede considerarse como el “Gran Premio” de la epidemiología según el New York Times. Unos 6.500 chinos han contribuido, se han monitoreado 367 hechos de sus hábitos diarios que podrían ayudarles definitivamente a ellos y a los americanos a preservar su salud y prolongar su vida. Los datos solos llenan un volumen de 920 páginas, que publicó la Editorial Universitaria de Cornell.
Primeras conclusiones
Entre las conclusiones más asombrosas:
La obesidad se relaciona más con lo que come la gente que con la cantidad que ingiere. Ajustado para la altura, los chinos consumen un 20 %más de calorías que los americanos, pero los americanos son un 25% más gordos. Las principales diferencias dietéticas son la grasa y el almidón. El cuerpo conserva fácilmente la grasa pero utiliza una mayor porción de los carbohidratos consumidos como calor. Algunas diferencias se pueden atribuir al ejercicio físico. Los distintos niveles de actividad física entre los chinos se midieron, pero los datos no se han analizado todavía.
Reducir la grasa dietética a menos del 30 % de calorías, como actualmente se recomienda para los americanos, quizá no sea suficiente para disminuir el riesgo de las enfermedades cardiacas y el cáncer. Para representar un impacto significativo, como sugieren los datos chinos, deben consumirse un máximo del 20% de calorías de las grasas y preferiblemente sólo el 10% al 15%.
Comer mucha proteína, especialmente en forma de proteína animal, se relaciona también con las enfermedades crónicas. Los americanos consumen un tercio más de proteína que los chinos, y un 70% de la proteína americana proviene de los animales. Mientras tanto, sólo un 7% de la proteína china proviene de fuentes animales. Los chinos que comen más proteína y especialmente más proteína animal, también tienen mayor riesgo de padecer las “enfermedades de los ricos”, como son las enfermedades cardíacas, el cáncer y la diabetes.
Una dieta rica que promueve el desarrollo sexual temprano en la vida (menstruación temprana) podría aumentar el riesgo del cáncer de los órganos reproductivos y del pecho para las mujeres. Las dietas de la niñez que son altas en calorías, proteína, calcio y grasas promueven el desarrollo físico, que a su vez se relaciona con la incidencia alta del cáncer. Las mujeres chinas, que padecen raramente de esos cánceres, empiezan a menstruar entre 3 y 6 años más tarde que las americanas. El calcio lácteo no se necesita para prevenir la osteoporosis. La mayoría de las mujeres chinas no consume ningún producto lácteo y, en cambio, reciben todo su calcio de las verduras. Mientras los chinos sólo consumen la mitad de calcio que los americanos, la osteoporosis es poco habitual en China a pesar de una esperanza media de vida de 70 años, sólo 5 años menos que los americanos.
Estas conclusiones son sólo el principio. El doctor T. Colin Campbell, un bioquímico nutricional dela Universidad de Cornwell y el promulgador del Estudio Chino, predica que este “laboratorio vivo” continuará generando conclusiones vitales durante los próximos 40 a 50 años.
El estudio, empezado en 1983 para explorar las causas dietéticas del cáncer, se amplió para incluir las enfermedades cardiacas, metabólicas e infecciosas. El Dr. Chen Junshi, del Instituto Chino de la Higiene Nutricional y Alimentaria organizó el sondeo, que cubrió desde regiones del sur subtropicales hasta el norte frío y árido.
Un estudio exacto e intensivo
El volumen extensivo de datos puros y sus resultados en cinta de computadora estarán disponibles para cualquier científico que los quiera utilizar para las investigaciones médicas.
Este estudio tan intensivo, inicialmente financiado por el Instituto Nacional del Cáncer, indudablemente sólo habría podido llevarse a cabo en China. No hay ningún otro país donde estadísticas exactas puedan combinarse con datos de gente que vive de la misma manera, en el mismo lugar y que consumen las mismas comidas durante casi toda la vida.
No hay en ninguna otra parte un pueblo genéticamente semejante con tan grandes diferencias regionales en medidas de enfermedades, hábitos dietéticos y exposición ambiental. Por ejemplo, las medidas de cánceres pueden variar por un factor de centenares de una región de China a otra. Estas grandes variaciones regionales dan énfasis a las relaciones biológicamente importantes entre la dieta y las enfermedades.
La entera panoplia dietética
Y en ninguna otra parte podrían los investigadores emplear a trabajadores entrenados para recoger la sangre y la orina, y para pasar tres días en cada casa. Allí podían acumular información exacta de qué y cuánto comía la gente, y después podían analizar las muestras de alimentos para el contenido nutritivo.
“Los gastos totales en dólares americanos de este proyecto, 2,3 millones más 600 personas/años donados por el gobierno chino, es una mera fracción de lo que habría costado si se hubiera hecho en los EE.UU.”, destacó el Dr. Campbell.
Y a diferencia de los estudios estadounidenses limitados, ya que sólo examinan una característica como factor en una sola enfermedad, la investigación china “cubre la entera panoplia dietética en cuanto a su relación con todas las enfermedades”.
El Dr. Mark Hegsted, profesor emérito de Nutrición en la Universidad de Harvard, lo dijo así: “ésta es una investigación sumamente importante, única y bien hecha. Aún si se pudiera pagar, no podría haberse hecho en los EE.UU. debido a la homogeneidad de la población americana”.
En la primera parte del estudio, 100 personas de las 65 regiones chinas contribuyeron con 367 datos de información sobre sus dietas, sus vidas y sus cuerpos. Las respuestas de los habitantes de cada región se reunieron para obtener características que se podían comparar con las cifras de mortalidad para más de cuatro docenas de enfermedades.
Luego de comparar las características, los investigadores derivaron 135.000 correlaciones, de las cuales se espera tener significación estadística o biológica de unas 8.000, que podría ayudar a descifrar el enigma de cualquier enfermedad.
En las localidades más pobres y remotas de China, las enfermedades crónicas e infecciosas son la causa principal de muerte, pero en las regiones más ricas, la enfermedad cardiaca, la diabetes y el cáncer son las más predominantes, dijo Campbell.
Se agrega la investigación taiwanesa
Aunque, tomando todo en cuenta, la dieta china sea más saludable que la de los EE.UU., dijo el doctor Campbell, hay unas limitaciones importantes que resultan de una falta de desarrollo económico.
“La calidad y variedad alimentarias no son tan buenas como las nuestras [las de los EE.UU.]”, explicó el Dr. Campbell. “Con refrigeración limitada, la contaminación de las bacterias y los mohos es más común en China; cantidades enormes de sal y nitritos se usan para preservar los alimentos y las especias picantes y fuertes se usan para cubrir los sabores resultantes de la putrefacción”.
Actualmente, se aumenta y se revisa la investigación. Nuevas medidas de mortalidad se han recogido para renovar los datos originales de principios de los años setenta y para reflejar la causa de muerte de 100 millones de personas a finales de la década de los ochenta. Para ello, entrevistarán nuevamente a los participantes originales y también a la gente de Taiwán, y medirán muchas características socioeconómicas.
“Queremos ver cómo cambia la economía y cómo esos cambios afectan los factores de salud”, explicó el Dr. Campbell en una entrevista. “Taiwán debe ser interesante porque está en medio de los EE.UU. y China en ingestión nutritiva y niveles de colesterol sanguíneo”.
Y puesto que la base genética taiwanesa es más semejante a la china, se pueden estudiar las contribuciones relativas de la genética y la dieta al riesgo de enfermedades.
El colesterol como predictor de enfermedades
El Dr. Campbell continuó: “…hasta ahora hemos visto que el colesterol en sangre es un buen predictor de los tipos de enfermedades que la gente va a contraer. Los que tienen un nivel más elevado de colesterol están inclinados a las enfermedades de la riqueza: el cáncer, la enfermedad cardiaca y la diabetes”.
Al contrario de informes previos que conectaron los niveles bajos de colesterol con el cáncer del colon, el estudio chino sugiere fuertemente que el nivel de colesterol bajo no sólo protege contra la enfermedad cardiaca, sino también contra el cáncer de colon, el cáncer mortal más común entre los americanos. En China, las medidas de mortalidad son más bajas donde los niveles de colesterol son más bajos.
Sobre todo, los niveles de colesterol en China, que fluctúan entre 80 a165 miligramos cada 100 mililitros de sangre, son mucho más bajos que los de los EE.UU, que varían entre 155 a 274 miligramos/100 mililitros de sangre.
“Su nivel alto de colesterol es nuestro nivel bajo”. Una gran influencia en los EE.UU. sobre el colesterol puede ser el mayor consumo de productos animales y lácteos.
Básicamente una especie vegetariana
“Nuestra especie es básicamente vegetariana; debemos comer una gran variedad de comidas vegetales y reducir al mínimo nuestra ingestión de productos animales”, dijo el Dr. Campbell.
Los chinos ya han empezado a aprovecharse de esas conclusiones, utilizándolas para desarrollar políticas y leyes nacionales agrícolas que promueven la buena salud.
“Generalmente, la primera cosa que hace un país en el curso del desarrollo económico es introducir más ganado”, dijo el Dr. Campbell. “Nuestros datos muestran que éste no es un buen paso adelante y los chinos están escuchando. Se dan cuenta de que la agricultura basada en productos animales no es la mejor elección”.
La dieta china contiene tres veces más fibra dietética de la que consumen los americanos. La ingestión promedio de fibra en China es de 33 gramos al día, y fluctúa hasta 77 gramos en algunas regiones. El Dr. Campbell no encontró ninguna evidencia que sugiera que las dietas altas en fibra sean nocivas para el bienestar nutritivo.
Aunque los científicos americanos se preocupan porque la fibra interfiera en la absorción de minerales esenciales como el hierro, no hay prueba tampoco que lo demuestre entre los chinos. Mejor dicho, los que tuvieron la ingestión más alta de fibra, también tuvieron en la sangre mayor nivel de hierro.
El hierro de las verduras
La investigación también demostró que el consumo de la carne no es necesario para prevenir la anemia. El adulto promedio chino, que no muestra ninguna evidencia de anemia, consume dos veces el hierro que el americano promedio, pero la mayoría procede de origen vegetal.
El estudio demostró que no se necesitan tampoco los productos animales para prevenir la osteoporosis. “E irónicamente”, notó el Dr. Campbell, “la osteoporosis tiende a ocurrir en los países donde la ingestión es más alta y la mayoría viene de los productos lácteos ricos en proteína. Los datos chinos indican que la gente necesita menos calcio del que se suponía y puede recibir cantidades adecuadas de las verduras”.
Otra preocupación común es el temor de que las aflotoxinas, producidas por un moho que crece sobre los maníes, maíz y otros cereales, provoquen cáncer de hígado. Por el contrario, el estudio chino indica fuertemente que la infección crónica por el virus de la hepatitis B y niveles altos de colesterol en sangre son los principales responsables.
Entre otras conclusiones curiosas figura la relación entre la infección de herpes y las enfermedades coronarias, y la relación entre la infección con los hongos cándida y el cáncer nasofaríngeo.
Fuente: http://www.ivu.org/spanish/science/articles/china.html
Acerca del Doctor T. Colin Campbell
Durante más de cuarenta años, el doctor T. Colin Campbell ha estado a la vanguardia de la investigación nutricional. Su legado, el Proyecto de China, es el estudio más integral de la salud y la nutrición jamás realizado en toda la historia. El Dr. Campbell es profesor emerito de Bioquímica de la Universidad de Nutrición de Cornell (La institución más prestigiosa en investigación científica de los EE.UU.). Cuenta con más de setenta años de revisión de investigaciones, es el autor de más de 300 trabajos de investigación y coautor del best-seller El Estudio de China: consecuencias alarmantes para la dieta, la pérdida de peso y la salud a largo plazo.
Mis comentarios:
El Dr. Campbell se crió en una granja, ¡y pensaba que el queso y los lácteos eran fabulosos!
Por lo tanto su deseo fue salvar al mundo en base a una alimentación similar, basada en la proteína animal. De esta manera empezó a encaminarse para lograrlo.
Para ello obtuvo un doctorado como bioquímico de la nutrición. Dicho posgrado se basa en el estudio de la nutrición como una ciencia. Si bien la ciencia nutricional se compone de diversos estudios en los componentes de los alimentos, la investigación bioquímica en este ámbito se centra principalmente en la definición de normas dietéticas para el público en general.
Sobresalió tanto en lo que hizo que fue uno de los dos científicos más destacados por haber tomado una parte vital en el primer informe sobre la relación entre el cáncer y alimentación de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS), que es la academia nutricional más importante de este país, donde en base a investigaciones realizan las recomendaciones nutricionales de cada nutriente.
Fue, además, el asesor principal del Instituto Americano de la Investigación sobre el Cáncer (AICR).
Campbell es médico y profesor emérito de Bioquímica dela Nutrición de la Universidad de Oxford. (Curriculum Vitae)
Sin embargo, con el tiempo se presentó un problema: el doctor Cambpell aprendió que el queso y la leche no eran tan buenos después de todo. Cuando él y sus colegas llegaron a esta conclusión, se dieron cuenta de que este descubrimiento era de una importancia incalculable, que podría ayudar a salvar el mundo, pero al mismo tiempo no fue mirado con buenos ojos por las poderosas industrias alimentarías, farmacológicas, establecimientos gubernamentales y universitarios. Todos ellos lo intimaron para que no publicara sus descubrimientos, le dijeron que debería estudiar otros temas y hasta le indicaron las conclusiones a que debería arribar después de estudiar tales temas.
Pero a pesar de toda la presión psicológica, el Dr. Campbell no podía mantenerse callado, y no le importó cuáles fueran las consecuencias de esto. Lo destacable es que no sólo descubrió la verdad, sino que también la dio a conocer a pesar de la mucha oposición a la que tuvo que hacer frente. Todo lo hizo por el bien de nuestra salud.